Ratio: 5 / 5

Inicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activado
 

Capítulo 14. Termina la guerra

Allí comía y dormía en espera de ver qué pasaba. Días después me dijeron que ya no iba al frente, y que pertenecía a una compañía de auxiliares que había en el cuartel de María Cristina.

Esa compañía era la que hacía las guardias en el cuartel de Torrijas. Me incorporé. Me dieron un cartón con unos recuadros donde aparecían fechas para todos los días y al pasar a coger el rancho, me picaban el día correspondiente, por lo que ya no se podía coger más rancho aquel día, pero si alguna vez no cortaban el cartón y lo dejaban hundido, éste se ponía en la pared y con la cuchara se le aprensaba hasta que no se notaba y volvías a coger otra vez.

Como la compañía no tenía más misión que la de hacer las guardias de Torrijas, nos íbamos turnando, y nos tocaba hacer guardia una vez por semana. En María Cristina sólo dormían los cocineros y aquellos que no tenían donde estar. Yo estaba en casa de mi excompañero Resti, la que me había ofrecido su mujer cuando fue a verme. Allí dormía y me aseaba. Era enero del '39. Hacía mucho frio. Me levantaba muy tarde y no desayunaba, me iba al metro de Tetuán que estaba cerca y era donde me bajaba y subía. Me pasaba las horas en el metro, cruzando desde una estación a otra. Así hacía hora para irme a comer a María Cristina. Por la tarde me iba a un cine de sesión continua hasta la hora de la cena que nos la daban a puesta de sol, cenaba, y otra vez a Tetuán de las Victorias a casa de la patrona, esta era una tía de la mujer de mi excompañero Resti, pero vivían juntas y estaban solas, tener la compañía de un hombre en la casa era una satisfacción para ellas. Allí los tres charlábamos de noche y lo pasábamos más distraídos y mejor. Así se me fueron pasando los meses, unas veces paseando por Atocha, por la plaza de España, por el Retiro y por la puerta del Sol que era el centro clave de todos los paisanos, el bar Correos y el Flor que eran los de más categoría. Todo eso, e ir a comer a María Cristina, era mi trabajo.

 Algunas mañanas cuando bajaba al metro compraba el periódico, de esa forma me pasaba algunas horas del día entretenido, pero una mañana, una sorpresa con alegría. En primera página decía:

 “Quedan desmovilizados lodos los que pertenezcan a los cuerpos de auxiliares, y serán licenciados desde el día 20 en adelante del mes en curso”

 Lo leí en la primera decena de abril. Desde ese día no se oía otra cosa sino que la guerra había terminado. Era cierto, pero nadie lo creíamos, sobre todo los que habíamos estado en las trincheras con un fusil tirando tiros. Unos días después hay una revuelta entre las tropas republicanas, porque los comunistas no estaban de acuerdo con el tratado de paz que habían firmado los jefes de ambos bandos, al fin tuvieron que darse por vencidos los comunistas y todo terminó. Unos días más tarde comenzó la desmovilización de los auxiliares.