La memoria de Alborada se dejó ver en la comedia “¡Ponte el bigote, Manolo!”, puesta en escena por el grupo de teatro El Atardecer

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Finaliza el 2015 y un año más, comprometidos con la farándula, llegan los componentes del grupo de teatro El Atardecer al escenario de la Casa de Cultura de Membrilla para representar, los días 4, 5 y 6 de diciembre, una divertida comedia en tres actos. Se trataba de ¡Ponte el bigote, Manolo!, de José Alfayate y Vicente Soriano que se estrenara en el teatro Cómico de Madrid allá por el año 1951.

Con los ingredientes propios del teatro español de los primeros años 50 (la mujer neurótica, el marido infiel, el pique de los sexos, la ironía en los matrimonios, los chanchullos para conseguir herencias, etc), se desarrolla una trama inverosímil donde una viuda rica (Tomasa Contreras) que venera el recuerdo de su difunto Manolo, descubre un doble en Abelardo (José Crespo), vendedor ambulante, al que obliga a ponerse un bigote postizo con un fin oculto: vengarse del marido muerto a través del pobre Abelardo al que intenta inocular la personalidad de Manolo para poder llevar a cabo su venganza.

Tres meses de ensayos para lograr darle forma a esta comedia bien dirigida por José Sánchez-Prieto, apoyada por el apunte de Lucía Sánchez-Elipe y reforzada por los efectos especiales de Gaspar Fernández, que hicieron que todo saliera bien y pudiera lucirse todo el elenco compuesto por los protagonistas mencionados anteriormente, Tomasa Contreras y José Crespo, que supieron sacarle el jugo a los personajes de Josefina y Abelardo, que asumían gran parte del peso de la obra, así como el resto del elenco que dejaba su impronta cada cual en su personaje: Antonia Quiñones en el papel de Lina, Rosario Sánchez-Elipe como Claudia, Guadalupe Ramírez como Conchita, Martín Montero en el papel de D. Basilio, Francisco Ballesteros como Antonio, María Antonia Bellón que interpreto dos personajes Petra y Luisa, y dos nuevas incorporaciones al elenco habitual: Vicente Bellón como Tomás y Pepi Martín de la Leona como Carlota. Esta última volvía a subirse a las tablas como ya lo hiciera en 1972 con la primera obra que puso en escena el grupo de teatro Alborada “Puebla de las mujeres”, dando muestra de su buena dicción y sus dotes interpretativas.

La memoria de Alborada se dejó ver en la comedia “¡Ponte el bigote, Manolo!”, puesta en escena por el grupo de teatro El Atardecer

No cabe duda que la memoria de Alborada se “dejó ver” alrededor de esta obra. Detalles como hacer cartelera con fotos de la obra durante los ensayos para los carteles publicitarios. El mobiliario, como los sillones (ahora tapizados de color amarillo, antes de verde), que decoraban este escenario y que fueron parte del decorado de María Fernández (1973), Don Armando Gresca (1977) y seguro que alguna más, y el buen hacer del director, que se valió de su experiencia en “Alborada” con una veintena de obras dirigidas en su haber, y que supo extraer de los actores lo mejor de cada uno.

Una nueva etapa para José Sánchez-prieto que retomaba el papel de director el pasado 2014 con la obra “La chica de Buenos Aires”, recogiendo el testigo de manos de su tío Joaquín Sánchez-Prieto Navas, antiguo director de El Atardecer. Desde aquí desearle todos los éxitos posibles, lo mismo que al resto del equipo que forman este grupo de teatro que, con su actuación, supieron arrancarnos la risa a todos los asistentes que presenciamos la obra olvidando por un momento los pesares de la vida, porque la risa…

Mejor que nos diga Charles Chaplin lo que es la risa: “La risa es un tónico, un alivio, un respiro que permite apaciguar el dolor…”.

Por un momento lo conseguisteis ¡Enhorabuena a todos!

 

Alicia Jiménez Muñoz

La memoria de Alborada se dejó ver en la comedia “¡Ponte el bigote, Manolo!”, puesta en escena por el grupo de teatro El Atardecer

La memoria de Alborada se dejó ver en la comedia “¡Ponte el bigote, Manolo!”, puesta en escena por el grupo de teatro El Atardecer

 

 

 

 

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