Lo de los “tres jueves en el año que relucen más que el sol…” es un dicho que en Membrilla debería ampliarse a cuatro, puesto que existe un jueves de especial calado festivo en el calendario de los vecinos y vecinas, tanto de los que viven en la localidad como de los que permanecen fuera a lo largo del año y regresan estos días.
Y es que el Jueves de la Bajada de la Virgen es una cita ineludible con la tradición, la devoción y el sentimiento de hermandad bajo el patronazgo de Ntra. Sra. del Espino. Miles de fieles se concentran en los Paseos del Espino y, sobre todo, en las inmediaciones de la ermita para acompañar a la imagen de María en su trayecto hasta la Parroquia de Santiago el Mayor. Es el punto de inicio oficioso, -pero oficial en lo religioso-, de los Desposorios, las fiestas patronales de la localidad.
Todo acontece bajo un protocolo bastante estricto, siguiendo el guion de una boda tradicional manchega, de las de siempre en Membrilla: el novio que va a buscar a la novia a su casa, para acompañarla hasta la iglesia, donde celebrarán sus esponsales. Un trayecto festivo y alegre en el que estarán acompañados por familiares y amigos.
De este modo, San José marchó desde la Parroquia en procesión hasta la ermita. Allí le esperaba la Virgen del Espino, engalanada para la ocasión. La imagen fue bajada en andas por las rampas del santuario, para ser instalada en su carroza sobre ruedas, abandonando la costumbre de los años precedentes ser llevada en andas sobre su templete dorado, como en los años posteriores a la guerra. Ha sido San José el que ha utilizado este templete, instalado sobre su carroza por primera vez en la historia de la fiesta.
Ambos contrayentes marcharon hasta la parroquia entre aplausos y vítores de la gente. Los vítores a la Virgen del Espino es uno de los elementos sonoros más característicos de la fiesta, junto con las notas de los Gozos a la Virgen, himno oficioso de la fiesta al menos desde el siglo XVIII, que volvió a regalar la Unión Musical de Membrilla junto a la ermita. Como banda de cabecera, la Banda de Cornetas y Tambores Jesús Nazareno.
Y en el cortejo, elementos casi únicos en el imaginario festivo castellanomanchego y nacional: el cuerpo de alabarderos con sus alabardas, escoltando las dos imágenes; los Cumplidores familia Arroyo Martín, padrinos de la boda, portando bandera y bastón; la reina y damas de las fiestas, incorporadas a este cortejo en los años 70 del pasado siglo…
El numeroso e inquieto grupo de monaguillos, el párroco Pablo Martín del Burgo y miembros de la iglesia, autoridades civiles con la corporación al completo, presidida por el alcalde Jorge Navas, acompañantes de los Cumplidores, centenares de vecinos…
San José y la Virgen entraban al templo parroquial entre aplausos, Salves, vítores y Gozos. Allí serán agasajados durante estos días con el Novenario, este año a cargo de los sacerdotes Vicente Díaz Pintado y Ambrosio León. La boda se celebrará el Domingo de Desposorios, 24 de agosto.
Y como decía el llamamiento antiguo: Están todos invitados a los Desposorios de la Virgen.