Y así rezan los músicos de Membrilla en el templo de Santiago el Mayor…

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Lograr que el Hallelujah de Haendel resuene en el templo parroquial de Santiago el Mayor de Membrilla como si nos encontrásemos en una función solemne celebrada en una catedral y, al mismo tiempo, conseguir desgarrar corazones con la sensibilidad extrema del Ave María de Caccini en la voz mágica de Mª José Sánchez.

Hacernos vivir la Semana Santa andaluza y “membrillata” al son de las marchas más emblemáticas del repertorio cofrade, con letras propias o adaptadas a lo local. Triana de Esperanza. Callejuela de la O. Pureza Marinera. Y bajaron los ángeles. Pasan los campanilleros.

 

 

Esa Mi Amargura, una de las partituras más bellas del repertorio procesional, en esta ocasión arropada por la voz de Agustín Sánchez. La Madrugá, siempre en la memoria. Y La Saeta, la más cantada, un regalo que nos hizo Andrés Ruiz de la Hermosa.

Eso, y mucho más, vinculado a los sentimientos musicales y   más íntimos, fue lo que lograron los componentes de la Unión Musical de Membrilla y del Coro Mansil Nahar la noche del pasado sábado. Una oración musical compartida con el público que tuvo como directores a Jesús Herrera y Gustavo Ramírez.

Pero todavía quedaba tiempo para un regalo extra, muy especial: una versión adaptada de Al Alba, de Aute, que la Unión Musical de Membrilla, en palabras de su director Gustavo Ramírez, dedicó a Salvador Serrano, recientemente fallecido.

El acto, que arrancaba con la presentación a cargo de D. Pablo Martín del Burgo, párroco de Membrilla, congregó en el templo a centenares de vecinos. Entre los objetivos, un fin de altura: conseguir fondos para la restauración del tejado de la iglesia.

La generosidad de los vecinos que asistieron al acto aportó 1.200 euros para el proyecto.

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