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En estos tiempos de lo rápido, lo inmediato, lo procesado, lo ultracongelado, tiene mayor valor aún la apuesta de la Universidad Popular de Membrilla y de María Jesús Menchén por el Curso de Dulces de Semana Santa. Una iniciativa que cuenta con una doble trascendencia: a nivel educativo, poner sobre la mesa la importancia de las cosas bien hechas, elaboradas a mano, con ingredientes naturales, de modo artesano, a pesar del tiempo que lleve el proceso. Por otro lado, arrastra un importante significado social y cultural por lo que supone de trasmisión de las tradiciones de Membrilla a las nuevas generaciones, en aras de su conservación. Y no hay tradición más singular y representativa de la localidad en esta Cuaresma que la elaboración de los dulces típicos de la Semana Santa. Y, lo que es más relevante, la recuperación de las recetas de nuestras abuelas, heredadas de siglos anteriores.
De este modo, varios grupos de niños y niñas de la localidad, menores de 12 años, se sumaron un año más a la propuesta culinaria y se pusieron manos a la masa, literalmente, en las instalaciones de cocina de la Universidad Popular para elaborar tres recetas típicas, bajo las directrices de María Jesús Menchén, que relata la experiencia:
“El curso han sido dos días con un gran éxito. Sin duda alguna el rey de los dulces han sido los nuégados, pero las torrijas y la leche frita también les han gustado mucho . No conocían la leche frita y hubo alguno que preguntó que “cómo íbamos a freír la leche si era para bebérsela”. Todos se llevaron su rosca y su parte de torrijas y leche frita. Aprendieron que el recipiente donde amasamos los nuégados se llamaba lebrillo y que todos los hacían con sus abuelas. Demostraron gran habilidad haciendo tiras y luego cortándolos, les gustó mucho hacer el truco de la melcocha y al final con mi ayuda todos hicieron su rosca.”
