Membrilla acogió el encuentro final del Sínodo: Llamados a una misma misión

Membrilla acogió el encuentro final del Sínodo: Llamados a una misma misión

El encuentro final de la fase diocesana del Sínodo tuvo lugar este domingo 22 de mayo en el pabellón multiusos de Membrilla.

Los participantes dialogaron sobre el documento que resume las aportaciones al Sínodo de los grupos de la diócesis de Ciudad Real. Un total de ciento veinte aportaciones de más de mil doscientas personas.

La jornada comenzó con la oración, continuando con las reuniones por grupos que después aportarían su punto de vista, para «ver qué subrayamos, qué nos gustaría proponer y qué echamos de menos» en el documento, explicó Juan Serna, coordinador de la fase diocesana del Sínodo. La misa, que presidió el obispo, don Gerardo Melgar, fue el centro de una jornada festiva de convivencia que concluyó con la representación de la vida de Jesús a cargo de un grupo de Villarrubia de los Ojos.

 

 

Los diez grupos que se formaron para el diálogo resaltaron la oportunidad que supone el Sínodo para la escucha de toda la Iglesia, aunque se lamentaron de la participación desigual en el proceso, muy escasa en algunos ámbitos, tanto eclesiales como de fuera de la Iglesia. Del mismo modo, la preocupación por la participación de la mujer, de los jóvenes o de las familias fue otro de los rasgos que describieron los grupos sobre las aportaciones a la consulta.

El obispo, don Gerardo Melgar, recogió el sentir de los grupos animándolos a colaborar en la misión desde los distintos ámbitos a los que pertenece cada uno: «Tenemos una misión específica cada uno, pero dentro de la misma, que es la Iglesia, que es hacer cristianos, que es hacer seguidores de Jesús y para eso pues cada uno tenemos que poner de nuestra parte y sentirnos responsabilizados de la tarea que nos corresponde, que es distinta». Además, comparó el proceso sinodal con el camino de los Discípulos de Emaús: «Una sinodalidad auténtica es la que Jesús hace con aquellos discípulos de Emaús. Él se presenta en el camino, van con la maleta llena de desilusión. Y Jesús los acompaña y les hace ver todo lo que ha ido sucediendo, todo lo que estaba escrito de él. Es decir, eso es caminar juntos, eso significa sinodalidad, es caminar toda la Iglesia sin distinción de laicos, ni de sacerdotes».

 

En el mismo sentido, insistió en el camino en comunión, unidos para la misma misión: «Me parece que tenemos que tener clara la idea de que a lo que se nos llama es, precisamente, a que seamos capaces de hacer el camino juntos, poniendo cada uno aquello que nos toca, cada uno lo que somos».

«Que cada uno de nosotros, como laicos o como sacerdotes, nos sintamos llamados a una única misión, que es la misión de la Iglesia que es ir por el mundo entero y predicar el Evangelio», concluyó don Gerardo.

Una de las integrantes del equipo coordinador de esta fase en nuestra diócesis, Carmen Pilar Burillo, define la etapa sinodal como «una experiencia muy gozosa y una experiencia participativa», con grupos distintos, entre los que destacan los de Cáritas, con un 14 % de las aportaciones, seguidos por los grupos de hermandades y de catequistas, así como grupos de laicos, de formación, movimientos, la Hermandad Obrera de Acción Católica, la Juventud Obrera Cristiana o Reina de los Ángeles.

Resumiendo el trabajo que se ha realizado, Burillo destaca que «se nos abren caminos apasionantes. La gente ha insistido mucho en la comunión y en renovar la misión de la Iglesia, sobre todo poniendo a los últimos, a los más necesitados, en el centro. Se ha hablado de fortalecer el conocimiento de la doctrina social de la Iglesia, de generar espacios de encuentro, como pueden ser grupos de referencia, grupos donde ahondar en la espiritualidad y compartir la oración y la vida», dijo.

Tras este proceso diocesano, el resumen de las aportaciones se ha enviado a la Conferencia Episcopal, que las sumará al resto de las contribuciones diocesanas y elaborará un documento que, a su vez, se unirá a los documentos de las Iglesias de Europa hasta llegar a Roma para el Sínodo.

 

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El encuentro final de la fase diocesana del Sínodo tuvo lugar este domingo 22 de mayo en el pabellón multiusos de Membrilla.

Los participantes dialogaron sobre el documento que resume las aportaciones al Sínodo de los grupos de la diócesis de Ciudad Real. Un total de ciento veinte aportaciones de más de mil doscientas personas.

La jornada comenzó con la oración, continuando con las reuniones por grupos que después aportarían su punto de vista, para «ver qué subrayamos, qué nos gustaría proponer y qué echamos de menos» en el documento, explicó Juan Serna, coordinador de la fase diocesana del Sínodo. La misa, que presidió el obispo, don Gerardo Melgar, fue el centro de una jornada festiva de convivencia que concluyó con la representación de la vida de Jesús a cargo de un grupo de Villarrubia de los Ojos.

 

 

Los diez grupos que se formaron para el diálogo resaltaron la oportunidad que supone el Sínodo para la escucha de toda la Iglesia, aunque se lamentaron de la participación desigual en el proceso, muy escasa en algunos ámbitos, tanto eclesiales como de fuera de la Iglesia. Del mismo modo, la preocupación por la participación de la mujer, de los jóvenes o de las familias fue otro de los rasgos que describieron los grupos sobre las aportaciones a la consulta.

El obispo, don Gerardo Melgar, recogió el sentir de los grupos animándolos a colaborar en la misión desde los distintos ámbitos a los que pertenece cada uno: «Tenemos una misión específica cada uno, pero dentro de la misma, que es la Iglesia, que es hacer cristianos, que es hacer seguidores de Jesús y para eso pues cada uno tenemos que poner de nuestra parte y sentirnos responsabilizados de la tarea que nos corresponde, que es distinta». Además, comparó el proceso sinodal con el camino de los Discípulos de Emaús: «Una sinodalidad auténtica es la que Jesús hace con aquellos discípulos de Emaús. Él se presenta en el camino, van con la maleta llena de desilusión. Y Jesús los acompaña y les hace ver todo lo que ha ido sucediendo, todo lo que estaba escrito de él. Es decir, eso es caminar juntos, eso significa sinodalidad, es caminar toda la Iglesia sin distinción de laicos, ni de sacerdotes».

 

En el mismo sentido, insistió en el camino en comunión, unidos para la misma misión: «Me parece que tenemos que tener clara la idea de que a lo que se nos llama es, precisamente, a que seamos capaces de hacer el camino juntos, poniendo cada uno aquello que nos toca, cada uno lo que somos».

«Que cada uno de nosotros, como laicos o como sacerdotes, nos sintamos llamados a una única misión, que es la misión de la Iglesia que es ir por el mundo entero y predicar el Evangelio», concluyó don Gerardo.

Una de las integrantes del equipo coordinador de esta fase en nuestra diócesis, Carmen Pilar Burillo, define la etapa sinodal como «una experiencia muy gozosa y una experiencia participativa», con grupos distintos, entre los que destacan los de Cáritas, con un 14 % de las aportaciones, seguidos por los grupos de hermandades y de catequistas, así como grupos de laicos, de formación, movimientos, la Hermandad Obrera de Acción Católica, la Juventud Obrera Cristiana o Reina de los Ángeles.

Resumiendo el trabajo que se ha realizado, Burillo destaca que «se nos abren caminos apasionantes. La gente ha insistido mucho en la comunión y en renovar la misión de la Iglesia, sobre todo poniendo a los últimos, a los más necesitados, en el centro. Se ha hablado de fortalecer el conocimiento de la doctrina social de la Iglesia, de generar espacios de encuentro, como pueden ser grupos de referencia, grupos donde ahondar en la espiritualidad y compartir la oración y la vida», dijo.

Tras este proceso diocesano, el resumen de las aportaciones se ha enviado a la Conferencia Episcopal, que las sumará al resto de las contribuciones diocesanas y elaborará un documento que, a su vez, se unirá a los documentos de las Iglesias de Europa hasta llegar a Roma para el Sínodo.

 

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